La creatividad aplicada a la solución de los problemas encontrados durante el proceso de diseño es una competencia fundamental en el diseñador, pues este, además de afrontar los retos productivos y tecnológicos debe dar respuestas coherentes a todas las circunstancias encontradas en la relación hombre – objeto.
La creatividad se manifiesta de diversas maneras y en diferentes etapas del proceso de diseño, y siendo fundamental para este proceso, muchas veces las técnicas o métodos creativos no hacen parte de la educación del diseñador, y se aprende por necesidad a pensar de manera diferente.
Pero hasta el pensar de manera diferente puede ser limitado, es frecuente en todo tipo de creativos llegar a un momento de agotamiento o al conocido bloqueo mental, evidenciando la necesidad de generar un espacio para la exposición, el análisis y la aprehensión de diferentes métodos creativos y la forma de utilizarlos con el objetivo de llegar a generar respuestas innovadoras a los problemas planteados y como respuesta a los bloqueos creativos.
Es una obviedad que las nuevas tecnologías, convertidas y entendidas como recursos y herramientas, nos permiten mejorar en nuestro trabajo como diseñadores industriales. Mediante ellas hoy proyectamos de forma mucho más ágil y eficiente incidiendo positivamente en el resultado de los productos, sean del tipo que sean.
En términos generales esto supone lograr una mayor satisfacción de los usuarios, renovar más -y de mejor forma- los mercados y mejorar las sociedades, por qué no decirlo. Mejoramos con ellas y ellas mejoran con nosotros.